ELISABET ESTEBAN
Quiero disfrutar. Quiero sentir. Quiero Vivir. No quiero olvidar.
Hay ciertos momentos durante nuestra vida que quedan grabados en nuestra memoria. Son un cúmulo de emociones y queremos sentirlas para siempre.
Recuerdo, por ejemplo, el día que supe que iba a ser madre. Lloraba. Reía. Abrazaba a mi marido. Gritaba interiormente. Sonreía al espejo.
Estaba emocionada, lo estoy ahora mismo. Los pelos de punta. También tenía nervios porque todo iba a cambiar.
Desde entonces tengo una cosa muy clara. Quiero poder transmitirle a mi hija todas esas emociones que hemos vivido. Cada minuto, cada instante.
Todas esas emociones que nos quedan por vivir.
A coger todas tus emociones y contarte la historia gráfica de tu momento. Para que siempre que quieras revivirlo puedas volver a él.
El mordisquito travieso en el labio cuando ves a tu pareja. El apretar nervioso de las manos en el altar.
Sentir la caricia de la brisa en el vientre una cálida tarde de verano durante el embarazo. La ternura de alimentar a tu bebé con su cálida carita en tu pecho.
A oír una carcajada mientras mete la mano en la tarta. A su mirada profunda durante las navidades. A las carantoñas con los abuelos.
El hueco del diente que se ha caído. El cambio a adolescente.
Todos son momentos importantes. Porque pasan. Son fugaces. Crecen. Crecemos. La vida, no se detiene.
Y no quiero que pierdas ninguno. Puede ser conmigo. O no. Lo importante es, que no los dejes pasar.